Uno de los pilares fundamentales de una piel sana, joven y saludable es el agua. Ya sea la hidratación interna o el uso de agua para su cuidado exterior, los beneficios del agua en la piel están probados científicamente y son un tema de conversación repetido en la consulta de todos los dermatólogos.
Incluir elementos de spa en una piscina nos permite obsequiar a nuestra piel con una serie de cuidados esenciales que, no solo evitan ciertas enfermedades de la piel y son el tratamiento de muchas otras, sino que también aportan elasticidad y nos ayudan a recuperar la tonificación natural de la misma.
Algo tan sencillo como los chorros de agua en piscinas nos ayudan a aliviar el estrés, relajan nuestros músculos y tienen un efecto muy positivo en nuestro sistema nervioso. Uno de los beneficios del agua termal para la piel es que también se puede jugar con la temperatura o con la composición mineral del agua para conseguir efectos determinados.
¿Beneficia realmente el agua fría a nuestra piel y la deja tersa?
Los beneficios del agua fría en la piel son una respuesta natural a la forma en la que reacciona nuestro cuerpo con los cambios de temperatura. Cuando nuestra piel entra en contacto con agua fría se activan una serie de mecanismos específicos como la circulación sanguínea de la zona, incrementa la oxigenación, desinflama el cuerpo y promueve un mejor funcionamiento renal.
Cómo mejorar la elasticidad de la piel a través del agua La pérdida de elasticidad de la piel es uno de los efectos del paso del tiempo que son más difíciles de controlar. El agua fría favorece la hidratación de la piel, reduce la aparición de arrugas en edades tempranas y nos ayuda a conservar la firmeza natural.
Incluir elementos de spa en una piscina en casa significa que tendremos acceso a una serie de tratamientos de forma regular que hasta ahora estaban reservados para las clínicas estéticas y spas de lujo más exclusivos.
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